miércoles, 17 de febrero de 2010

Recuerdos


Mi madrecita me decía "mi güilejo contintillo". Seguramente era yo muy risueño. Hasta hace poco todavía de vez en cuando me decía así. Creo que con ella nunca dejé de sentirme como su niño, y los últimos años me gustaba irme a recargar en sus piernas mientras veía la tele, sin decirle nada, nomás estar ahí y sentirla y disfrutar de estar cerca de ella y que me apapachara tantito. ¿Se acuerdan cuando nos pasaba a mamache de donde ahora es el pasillo hasta la cocina porque se inundaba lo que ahora es la sala-comedor? ¿Se acuerdan cuando nos leía las Bellas Historias de la Biblia? ¿Se acuerdan de cuando se ponía cose y cose en la época de inicio de clases haciéndonos los uniformes? ¿O cuando se hacía la limpieza del patio y luego sacaban unas sillas ya anocheciendo y se ponía mi mamá a platicar con mis hermanas grandes o con alguna tía a la luz del zacate quemándose? ¿O la imagen de mi mamacita acostada, de costado, leyendo sus Selecciones? ¿O dando la clase de escuela dominical, que a veces subía una rodilla en la banca de adelante? Yo tengo un recuerdo muy particular: cuando murió la mamá de mi tía Mica, y yo y no sé quiénes más fuimos a aquella casa donde la estaban velando, y obviamente había un ambiente de tristeza y llanto, e incluso creo que Yeya o Susana de repente se ponían medio mal (como que se desconectaban y preguntaban por su abuela como si no hubiera muerto, algo así). El caso es que recuerdo que llegó mi mamá y siempre tengo ese recuerdo: que ella llega y su presencia se impone, llega sonriendo condescendiente al dolor y dando palabras de consuelo y de fortaleza. Siempre con su seguridad, su presencia, sabiendo qué decir y qué hacer. Yo sentía que al llegar ella ya había como orden, como que la cosa ya estaba de algún modo bien. Esa imagen se me quedó grabada y el hecho de ella llegando a algún lado por supuesto lo volví a ver muchas veces, y sentía esa sensación. Por eso escribí una vez aquí que cuando ella llega a algún lugar éste se ilumina. Su recuerdo, sus enseñanzas, su fe inquebrantable, su amor todavía iluminan nuestro apesadumbrado corazón. Madre, te amamos.

2 comentarios:

  1. Manito: mil gracias por pasarnos esta "pelìcula" tan familiar. Taaan gratos recuerdos llenan mi corazón de alegría aunque mis ojos lloren por esos mismos recuerdos.No se si te tocó vivir el hecho de estar entre ese zacate, que después cortábamos,para buscar "chivitas" o mirar las formas de las nubes. Sin embargo, lo hayamos vivido o no, lo "re-vivimos" ahora con los recuerdos de cada quièn. Dios te bendiga manito y recuerda que te quiero un guato. Muchos besitos que aparte de que son de mi mamita ¡también son de mi papito!

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  2. Manito, creo que lo de "contintillo" venía de "consentido, consentidillo" o algo así.
    Gracias manito, que bonitos recuerdos, que tristeza tan indescriptible no poder revivirlos, que agradecimiento tan enorme por haberlos vivido.
    Que experiencia tan difícil de asimilar esta de no ver por un tiempo a nuestra mamacita. A veces ya no hay palabras, sólo un gran, inmenso,insufrible dolor y una gigantesca,cierta y amorosa esperanza. Dios nos ayude a todos.

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