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"Tres cosas hay que son permanentes: la fé, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor" (1 Corint. 13:13).
Dios es Amor, y damos gracias a Él, porque Él nos amó primero.
El amor de mis padres también ha sido así. Podría pensarse en un orden natural, simplemente, pero lamentablemente sabemos que hay muchos casos en que no es así, y si no siempre sucede, debemos sentirnos afortunados y agradecer con humildad que esa gracia nos haya alcanzado.
Gracias porque ellos nos aman, gracias porque nos enseñaron a amarnos entre hermanos y amar a nuestro prójimo. Gracias por su ejemplo de amor hacia Dios, hacia quienes les rodean y aún a quienes no conocieron (podían estar en sus oraciones o en su ayuda económica) y sus incontables muestras de amor por nosotros.
Gracias por esta "trenzita de amor" que nos une, y que es como una trenza de acero, que primeramente Dios no puede ser destruída: el amor a Dios, el amor a y de mis papacitos, y el amor entre hermanos.
Pido a Dios que Él nos dé más de su amor perfecto y que aprendamos cada día más de su naturaleza para que unidos en ese Amor podamos ser pacientes, tolerantes, benignos, perdonadores, solidarios, viendo cada día unos por los otros, aún en la distancia, o en la cercanía, sepamos que contamos con ese fuerte apoyo y vínculo que es la familia, y nos permita proyectar ese amor hacia el mundo.
Mis amados papacitos, mis queridos hermanos, ustedes son mis mejores e invaluables amigos.
Gracias a Dios por esta gracia derramada sobre mi vida. Gracias por sus familias que son mi familia.
La letra de este Himno es profunda y cierta, los invito a unirnos en este pensamiento:
(cambié sólo por estrechar simbólicamente el círculo a la familia, pero sabemos que este amor es para todos, vosotros por nosotros)
Con nosotros quede el Dios de amor,
y que al vernos separados
siempre estemos amparados
por Su fuerte brazo protector.
Con nosotros, con nosotros
Quede siempre el Dios consolador,
y en fraterno amor vinculados
fieles todos seamos al Señor.
Con nosotros quede el Dios de amor,
y al cruzar la senda oscura
nos aliente su ternura
y nos lleve libres de temor.
Con nosotros quede el Dios de amor;
sea consuelo en la tristeza,
sea tesoro en la pobreza
y refugio firme en el dolor.
Con nosotros quede el Dios de amor
y si nunca más nos vemos
en el cielo nos hallemos
junto al trono excelso del Señor.
(la trenzita de la foto es del cabello de mi mamita hermosa, la más hermosa)