martes, 28 de septiembre de 2010
Madre adorada
Hay casos lamentables, muy lamentables, en que la gente vive una vida miserable, y, al final, con esa miseria y desgracia se va. Hay gente de vida triste, muy triste. Cuando tengo clara conciencia de esas tragedias viene a mi mente el video de los 75 años de mi mamacita. Su vida no fue miel sobre hojuelas, pero vemos ahí a una madre, esposa y abuela feliz, que derrama amor y bendiciones sobre sus seres queridos. Vemos ahí a alguien que (sospechamos) se despide de los suyos en medio del amor que a pulso se ganó. Vemos a alguien llena de vida (aunque no de salud) porque estaba fiada de su Dios y amaba y era amada. Bendición más grande que ésta no la hay. No la hay. El nombre de Dios sea grandemente alabado por haber concedido a mi madre esos momentos al final de su vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario