Nuestra Mamita hermosa:
Te miro en la fotografía y pienso: ¿Cómo pasar esta fecha sin tenerte presente? Y lo digo en el aspecto físico; poder abrazarte, besarte y cantarte las mañanitas. Ya no lo podemos hacer. Sin embargo, consuela nuestros corazones el hecho de que gozas de tu premio y descansas de tus trabajos: hacernos de comer, lavar nuestra ropa, escucharnos, cantarnos, regañarnos, cuidarnos, apapacharnos, enseñarnos a vivir. Todo lo que hoy puedo hacer con mis hijos, lo aprendí de ti y de mi papito. Obviamente, no tan bien como tú. Pero creo que nos dejaste un ejemplo claro de lo que es ser mujer virtuosa. Mujer virtuosa como tú, no porque no hayas tenido errores o defectos, si no porque te soprepusiste a ellos y usaste de tus fortalezas y virtudes para procurar el bien de los demás, el bien de los tuyos y aún de los que no lo eran. Porque te sostuviste como viendo al Invisible para sortear toda clase de problemas que te dimos y te hicieron llorar y sufrir. ¡Gracias mamita! por darnos tu vida. ¡Te recordamos con tanto amor este Día de las Madres! Y aunque nuestros besos son imperfectos todavía, te los envíamos hasta allá, donde estás, hasta tu mansión de gloria.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Así es manita. Dios nos dio una madre hermosísisma, y cuando la alcancemos la tendremos para siempre. Mil besos, manita.
ResponderEliminar