jueves, 10 de mayo de 2012

Este 10 de Mayo te recordamos con mucho amor como todos los dias Mamita hermosa!


Nuestra Mamita hermosa:
Te miro en la fotografía y pienso: ¿Cómo pasar esta fecha sin tenerte presente? Y lo digo en el aspecto físico; poder abrazarte, besarte y cantarte las mañanitas. Ya no lo podemos hacer. Sin embargo, consuela nuestros corazones el hecho de que gozas de tu premio y descansas de tus trabajos: hacernos de comer, lavar nuestra ropa, escucharnos, cantarnos, regañarnos, cuidarnos, apapacharnos, enseñarnos a vivir. Todo lo que hoy puedo hacer con mis hijos, lo aprendí de ti y de mi papito. Obviamente, no tan bien como tú. Pero creo que nos dejaste un ejemplo claro de lo que es ser mujer virtuosa. Mujer virtuosa como tú, no porque no hayas tenido errores o defectos, si no porque te soprepusiste a ellos y usaste de tus fortalezas y virtudes para procurar el bien de los demás, el bien de los tuyos y aún de los que no lo eran. Porque te sostuviste como viendo al Invisible para sortear toda clase de problemas que te dimos y te hicieron llorar y sufrir. ¡Gracias mamita! por darnos tu vida. ¡Te recordamos con tanto amor este Día de las Madres! Y aunque nuestros besos son imperfectos todavía, te los envíamos hasta allá, donde estás, hasta tu mansión de gloria.

miércoles, 2 de mayo de 2012

2 de mayo

Hoy es 2 de mayo. El tercer año de aniversario de mis papás en que mi mamacita no está con nosotros, no está con mi papá. A veces imagino que allá en el cementerio sale el sol, corre el viento, vuelan los pájaros... y allí está la tumba de mi mami, ahí están sus restos. Una tumba inmóvil y silenciosa. Es una cosa que cuesta trabajo entender, creer, asimilar... Los días siguen corriendo y los vivimos sin mi madre, como tantas veces hemos dicho, con un hueco en el alma, con un silencio en la alegría, aferrándonos al amor y compañía de mi padre. 23 de agosto, día del nacimiento de mi madre. 2 de mayo, día de su aniversario matrimonial. 4 de diciembre de 2009, el día en que alcanzó la gloria, su corona, el premio, la dicha inconmensurable de ver cara cara a su amadísimo Señor. A ti vamos, mamacita.